La compañía “Teatro del subsuelo” se ha especializado en obras que ponen en tensión los conflictos de nuestra época, con los sentidos condensados en las tragedias griegas. En su anterior montaje “Bacantes” reflexionaba acerca de las imposiciones del patriarcado a partir del clásico de Eurípides. Ahora, en la recién estrenada “No llorar” (Teatro de la Memoria), aborda el estallido social, tan lejos y tan cerca de nuestro presente, en relación con la Antígona de Sófocles.
La obra pone en escena un equipo de tres observadores de derechos humanos, que se dedican a registrar episodios de abuso policial durante las marchas y protestas sociales. El escenario toma el aspecto de una oficina, o también del living de una casa. Los tres protagonistas pueden ser un equipo profesional, o una familia, una ambigüedad tenue, que va construyendo de a poco la tensión dramática. La escenografía está compuesta por grandes archivadores marca Memphis, que conviven con un par de estatuas grecolatinas, en una yuxtaposición que recuerda un cuadro del pintor de Chirico.
El tono emocional de la obra, en un primer momento, es contenido. Se dilata la exhibición directa del dolor, de la violencia, la muerte. El drama, la tragedia que se desenvuelve en las calles de Santiago, de Chile, se intuye como telón de fondo, se sobreentiende por parte del espectador. Al igual que en el teatro griego, el crimen no ocurre nunca en el escenario, sino tras bambalinas.
Los actores Victoria De Gregorio, Ignacia Agüero y Xabier Usabiaga modulan bien esta ambigüedad, dibujan una tensión que va in crescendo. Su conexión con la tragedia es entrecortada, reticente. A veces, parecen simplemente un grupo de amigos compartiendo anécdotas o dificultades personales. Se coquetea con escenas cómicas, incluso absurdas, que juegan con la reacción del espectador. Datos y cifras que escondan dramas horribles, se vuelven monótonas e inaprehensibles en su reiteración.
El conflicto se desencadena cuando Xabier encuentra una mochila con una cámara de video que contiene una delicada grabación, y un ejemplar de la obra Antígona, de Sófocles. Al mismo tiempo, revela con candidez que ha tomado una decisión compleja: en vez de grabar el accionar de fuerzas policiales, ha decidido registrar también un intento de saqueo en medio de una marcha.
Redirigir el conflicto central de la obra hacia un episodio de saqueo constituye una apuesta arriesgada del premiado dramaturgo Tomás Henríquez (autor de La mujer metralleta, El cieno, y Sala 13, entre otras obras). En lo personal, debo confesar que me resulta una opción desconcertante, un poco problemática. No queda claro si el complejo entramado entre abuso, legalidad e impunidad que se vivió a lo largo del estallido, se puede explorar en toda su profundidad a partir de la figura de un saqueador incidental. Sin duda se trata de un tema que interpelará a los espectadores, invitándolos a tomar posición.
El momento más logrado de la obra lo constituye la súbita rememoración del drama de Antígona. Las estatuas antiguas adquieren de pronto corporalidad, y el diálogo entre Ignacia-Antígona, y Victoria-Ismene, sobre el fenecido cuerpo de Polinices, alcanza su mayor tensión dramática en un escenario envuelto en sombras.
Con todo, queda la sensación de que el conflicto no termina de desplegarse en toda su extensión, que la obra se acaba demasiado pronto. Esto puede ser un fiel reflejo de un fenómeno social cuya comprensión está lejos de cerrarse en el país. “No llorar” ofrece sobre las tablas una perspectiva, un ángulo para seguir pensando lo que nos ocurrió, nos sigue ocurriendo como sociedad. De seguro quedan aún muchos otros para seguir explorándolo.
Teatro La memoria. Jueves viernes y sábado, 20:00 hrs.
Del 11 al 28 de Agosto
Ficha técnica:
Dirección: Juan Diego Bonilla
Asistente de dirección: Valentina Gavilán
Elenco: Ignacia Agüero, Victoria De Gregorio, Xabier Usabiaga
Dramaturgia: Tomás Henríquez
Diseño integral: Fernanda Herrada
Composición musical: ÁjiZu
Producción: Pablo Cisternas